Un cúmulo de individualidades defensivas

Después de 180 minutos donde imperó un estilo de juego conservador, obtuvimos un campeón para entregarle el trofeo del fútbol mexicano. Afortunadamente el juego se inventó con el afán de competir, no como una muestra estética, porque de haber sido así quizá se hubiera tenido que declarar ausencia de campeón hasta nuevo aviso.Aunque hubo bastantes goles en el Apertura 2018, no podemos hablar de una temporada atractiva. No hubo equipos que maravillaron con su juego, tampoco estuvo repleto de estrellas en cada sede, y las características del campeón dieron una muy buena prueba de eso.¿Cuál era la idea de juego?Cuesta mucho poder definir: ¿a qué juega el América de Miguel Herrera durante la temporada? Si tuviera que decir algo práctico sería que hace juego directo, tratando de tener lo menor posible la pelota para poder llegar al arco rival.Conforme fue avanzando la temporada, el Piojo se fue dando cuenta de algunas cosas, sobre todo el utilizar a Jesús Sánchez como marcador lateral por izquierda. Había llegado para ser el suplente de Paul Aguilar, sin embargo, una serie de lesiones por izquierda, sobretodo de Luis Reyes quien había llegado para ser el titular de la pradera zurdal, hizo de Sánchez el indiscutible en ese puesto; me atrevo a decir que de forma inesperada.El uso de los extremos también fue importante, estuvieron Andrés Ibarguen, Renato Ibarra, Cecilio Domínguez e incluso Diego Lainez estuvo por ahí en algunos momentos, lo cual potenciaba los ataques, pero ¿quién los concluía? ¿Cómo terminaron siendo la mejor ofensiva de la temporada?La repartición de golesEn América hicieron gol jugadores de todas las posiciones, excepto el arquero y para ser sincero no me hubiera sorprendido que se hubiera dado una anotación del cancerbero. Bruno Valdez, marcador central, fue el máximo goleador con 7 tantos, la mayoría de ellos en el juego aéreo. Y Emmanuel Aguilera, compañero de posición, hizo 5 anotaciones.También anotaron los volantes centrales: Guido Rodriguez y Mateus Uribe. Los extremos: Renato Ibarra y Andrés Ibargüen. El mediapunta: Diego Lainez. Y el caso extraño: una disminuida cuota de los delanteros, Peralta con 5, Henry Martin con 2 y Roger Martínez también con 5 goles.Un cúmulo de individualidadesCuando hablamos de “individualidades” normalmente nos imaginamos cosas de ofensiva, como extremos habilidosos o delanteros que no fallen nunca, pero este equipo campeón tuvo 3 jugadores que resultan clave para la temporada: Agustín Marchesín, Bruno Valdez y Guido Rodríguez.Se cumple la máxima de que un equipo campeón necesita un gran arquero, la fuerza de saber cubrir el área propia y el que dé equilibrio en el centro del campo, pero a esa columna vertebral siempre le hizo falta un 9, que a final de cuentas no terminó por pesar, incluso en la final terminó haciendo gol un centrocampista.El que no perdonaCuando fueron las semifinales, América aplastó a Pumas como si se tratara de un equipo de niños. En la final de vuelta, no perdonaron el único error de Corona. Si ponemos un ejemplo local, cuando jugaron contra Tigres en el Volcán se esforzaron en provocar las acciones a balón parado que tanto le duelen al equipo del Tuca.Pragmatismo. Esa es la mejor forma de definir el torneo que hizo América, no intentó nada que no pudiera hacer, dejó lo estético/táctico a un lado y fue lo más práctico posible, terminó levantando la copa de campeón para convertirse en el equipo que más veces lo ha logrado.Aunque, para finalizar, debo decir algo: es muy difícil que vuelva a repetirse algo de la misma forma. Necesitan contratar a un 9.