En el papel el partido no parecía ser tan complicado para Monterrey: Puebla no está haciendo un buen torneo, pero no podemos olvidar que los equipos chicos ante clubes más imponentes se crecen, es algo que pasa en cada rincón del mundo El problema es cuando el equipo importante no vive los partidos de esa manera, y fue algo que le pasó a Rayados el pasado viernes.Lo que más llamó la atención previo al partido fue la ausencia de Celso Ortiz, tras la discusión con Diego Alonso durante el partido de Copa MX ante Venados, y existe el dato que cada que no juega Ortiz al equipo no le va tan bien, y el pasado viernes esa tendencia prosiguió.Viendo lo que sucedió en el encuentro, el primer tiempo no fue malo para Monterrey. Tuvieron más la pelota, tiraron más que el rival e incluso el equipo se veía cómodo en el campo. Podían superar la presión alta que hacía Puebla, desorganizan al rival mediante pases, los jugadores de arriba se notaban cómodos e incluso pudieron irse arriba en el marcador gracias a un gol de Luis Madrigal.Como se había dicho durante la previa de este partido, Puebla salió con línea de 5 y eso sí mermaba algunos espacios que buscaba Rayados, pero hubo varios momentos del juego donde incluso al propio Puebla le afectaba su línea de 5, por ello intentaron modificar algunas cosas para la segunda parte.Al iniciar el segundo tiempo, Enrique Meza lo tuvo claro: necesitaba mayor juego frontal y jugadores que pudieran realizar mejores secuencias de pase en el mediocampo, esto para intentar ganarle la pelota a Rayados, por ello sacó a Palacios y metió a Tabó, además prescindió de Omar Fernández y puso a Acuña.Atendiendo a la lógica, Diego Alonso no hacía cambios porque su primer tiempo había sido bueno, pero no contaba con que iba a ser un partido distinto el que veríamos en la segunda mitad, tanto así que el primer gol lo hace Tabó con asistencia de Acuña, los dos jugadores que entraron para la segunda mitad.Puebla puso a Monterrey donde quiso: lo replegaron, le quitaron la pelota, metieron a 11 jugadores de Rayados en su propio campo, prácticamente anularon todo lo que intentaba Monterrey. Y todo eso causó el primer gol, que Pizarro esté en el área y se equivoque es obra del repliegue.Los cambios muchas veces deben ser entendidos como señales, es decir: si el técnico saca un 9 y mete un 3, el mensaje es defensivo, pero si saca a un 3 y mete a un 10 habla de querer dominar, de querer acercarse, de querer cazar al rival. Esto sucedió cuando entró Espericueta por Pallás (líbero de la línea de 5) y estuvo cada vez más cerca de la portería de Barovero, tiro tras tiro.Rayados cambió a Jonathan González por Urretaviscaya, no pasó nada. No pudo contragolpear porque estaba el equipo demasiado desorganizado para trabajar.Entre tantas jugadas de ataque por parte de Puebla cayó el segundo gol, pero desde minutos atrás ese tanto ya se sentía, era solo cuestión de minutos para que sucediera y Rayados no pudo ni meter las manos.Rayados pierde otra oportunidad del liderato general, hay una regla no escrita en el fútbol que muchos entrenadores tienen en la cabeza cuando las cosas van mal: si no puedes ganar, no pierdas. Rayados jugaba regular o mal y no perdía, ahora sí le sucede.