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-Abimael Salas
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Relanzado el miércoles con un imponente 0-5 en El Sadar, el regreso al Wanda Metropolitano devolvió al Atlético de Madrid a su realidad de esta temporada; un partido previsible contra un buen Valladolid que tenía pinta de empate hasta que Vitolo aprovechó su ocasión para solucionar un apuro evidente y reconquistar el podio de la clasificación nueve jornadas después.Ya en el minuto 81, una salida desacertada del portero José Antonio Caro, indeciso casi siempre y decisivo unos instantes antes con una parada magnífica a Thomas Partey, abrió el camino que no había sido capaz de encontrar el Atlético en todo el tiempo anterior, además por medio de un jugador que entra ya muy poco, o al menos eso parece, en los planes de Diego Simeone. Gol y victoria.No hay nada con más valor para el conjunto rojiblanco, que en un hábitat extraño, no por el terreno, sí por el ambiente, recuperó el puesto en la clasificación que, como mínimo, le corresponde por presupuesto, plantilla, equipo o historia en esta Liga; una tercera posición a la que ha sido ajeno desde enero hasta este sábado. Eso sí, está igualado con 52 puntos con el Sevilla. Al Getafe, quinto, ya le aventaja en cuatro. Ambos empataron esta jornada. Y él ganó, con muchísimas dificultades.Es lo mejor del partido del Atlético, cuyo objetivo prioritario está en curso, más de lo que aparentaba cuando regresó del parón de los últimos tres meses o cuando empató en su reestreno en Bilbao. Dos victorias consecutivas, que aún no es mucho, menos aún de la forma como ganó este sábado, le reafirman en el tramo decisivo frente a la irregularidad constante de todo el primer semestre.Y con rotaciones en tiempos en los que el físico no está como en plena competición. En Pamplona incluyó cuatro cambios en su once; este sábado, siete, con descanso para intocables como Koke, Saúl o Lodi. Entre las tres jornadas desde la reanudación del campeonato, Simeone ha dado la titularidad ya a 19 jugadores, incluido Manu Sánchez, el lateral del filial, este sábado en la alineación. No han jugado aún de inicio ni Vitolo, que luego fue decisivo, ni Saponjic ni Adán ni los lesionados Felipe y Vrsaljko.Han cambiado los resultados en el Atlético.La dinámica no tanto. No ha variado la parada de cada día de Jan Oblak, por enésima vez en los primeros minutos y por enésima vez con 0-0 en el Metropolitano. Ha construido el equipo muchos triunfos desde la primera intervención del cancerbero esloveno, como también hizo este sábado.Porque el Valladolid, con nueve variaciones en su alineación, incluido el portero -debutó en la Liga José Antonio Caro-, surgió con convicción y porque Waldo, en tres minutos y medio, conectó un derechazo que exigió el vuelo ágil, estético y definitivo del guardameta, que repelió un balón que iba a gol a saque de esquina. Un aviso. El primero. Porque hubo más: a la media hora condujo el desbordante Waldo, continuó Guardiola y falló Matheus en el tiro.Al Atlético no le gustan los partidos así. Porque cuando enfrente tiene un rival que le entrega la responsabilidad de la pelota y le aguarda, compacto, atrás -más allá de la autopista en la banda derecha para los avances de Trippier, impreciso, o las entradas del activo Marcos Llorente-, el equipo rojiblanco es previsible, ordinario, sin la imaginación ni el cambio de paso que necesita un ejercicio de posesión contra el repliegue. Ahí descubre un problema.No es nuevo en el Atlético, que prefiere el vértigo. Cuanto menos transición y más verticalidad, mejor divisa el destino. No se sintió a gusto en todo el duelo. Ni en el primer acto, cuando limitó sus ocasiones a una sola, un claro cabezazo de Morata en el minuto 5, e incluso menos después. A la vez, necesitó correr hacia atrás y defender, inquieto por la contra del Valladolid, tan amenazante en diversos tramos del choque como los locales.Jugada una hora, no ganaba ni siquiera a los puntos, por más posesión que tuvo el Atlético.Su oponente tenía muy claro lo que quería en su defensa y en su ataque, en cuanto pudiera promover el error ajeno, ya fuera de Giménez, de Héctor Herrera, de Thomas... En cuanto lo logró activó su plan ofensivo con celeridad. Y sin remate.Tampoco lo tenía el Atlético. Lo intentó Marcos Llorente y lo repitió después Lemar -su partido fue otra vez intranscendente-, ambos desde lejos.Nada del otro mundo para romper un duelo enredado en el 0-0. No jugaba el Atlético a lo que quería. Sí estaba cerca el Valladolid, que redujo las maniobras locales a tiros lejanos, más que irrelevantes si no fuera por la inseguridad que trasladó Caro.Simeone no le dio más tiempo ni a Joao Félix, intermitente, pero también la figura que mejor podía resolver el conflicto, ni a Morata, cambiados aún con el empate por Diego Costa y Correa.Y Llorente, otra vez, de delantero. No duró mucho este sábado su novedosa posición, porque instantes después Simeone recurrió a Vitolo, inédito hasta ahora desde la reanudación de la competición y decisivo este sábado, al cabecear una mala salida de Caro con el gol que deshizo el enredo del Atlético, que retoma la tercera posición.DP
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